10 de del 2021

Tiene 56 años, es el Rey del Rasti y ya deslumbro en La Plata: Trabajo en una parrilla; esto es un relax



“Fue con la técnica de pixelado e hice un taller para el armado de una nave. La empresa Dimare donó 8000 piezas para el armado de 100 naves. Los niños jugaban con sus padres y se llevaban la nave armada. Es increíblemente satisfactorio poder ver a chicos jugando con sus padres, no compitiendo, sino haciendo algo en común. Es la verdadera alma de este juego”, cuenta en diálogo con LAPLATA1.com Daniel.

“El Rasti fue mi gran juego de la niñez. Teniendo este juego podías tener el que quisiera y cada mes mi vieja, que tenía una mercería, viajaba a Once a comprar artículos. Siempre me traía una caja o una bolsita pequeña de Rasti, así seguía creciendo mi cantidad de piezas y mi amor por este juego”, recuerda.

Pero ese amor no quedó solo en la infancia. Daniel repasa cómo fue que su amor por los ladrillos regresó, ya siendo adulto: “Estaba en una juguetería y vi la primera caja de Rasti desde hacía mucho tiempo. Me quedé varios minutos mirando y volviendo a ser niño. La alegría fue inmensa”.

A partir de allí empezó a navegar por internet y encontró a otros fanáticos del Rasti cómo él: “República Rasti” es el grupo de Facebook que habían creado en el 2005. Cabe recordar que Rasti volvió al mercado argentino en el 2007. Es decir que el grupo se creó antes de que pudiera regresar esa pasión acumulada.

“Poco a poco el grupo fue creciendo y sirviendo para que sus miembros pudieran intercambiar técnicas de armado y compartir fotos de sus modelos. Lo importante fue haber mantenido vivos los valores e historia del Rasti”, dice Daniel.

Y cuenta: “Este grupo es maravilloso ya que todos hablamos el mismo idioma: el de los ladrillitos. Con ellos organizamos exposiciones en diferentes lugares mostrando lo que se puede armar más allá de lo que dice el manual. El límite es tu imaginación”.

Daniel es también un loco de Star Wars, y por eso ha combinado ambas pasiones. Los resultados son asombrosos. Puede hacer personajes, mascotas de tamaño real, camiones, autos personalizados. No tiene límites.

“Es muy bueno contemplar las creaciones una vez finalizadas. Lo tengo como un pasatiempo de relax para desconectarse un poco del trabajo. Yo soy gastronómico y estoy encargado de una parrilla en Caballito”, subraya.

Y cierra: “Hay un dicho que dice ‘crecer no signifique dejar de ser niño’. Así que sigamos jugando”.

 

Fuente:La Plata1